
Estos trabajadores trabajaban para la empresa privada de extracción Hullera Vasco-Leonesa, desmontado de un vez por todas el mito de "empresa modelo" que gira en torno a HVL y quedando ya bien claro que mientras sea el capital privado quien administre un sector económico siempre se antepondrán los beneficios a la seguridad de las y los trabajadores.
Este accidente, propiciado no por un casual escape de grisú, sino como consecuencia directa de los recortes en materia de prevención y seguridad (que los sindicatos llevan tiempo denunciando) pone una vez más en evidencia que el capitalismo no es solo un sistema injusto sino también asesino.
A la destrucción del empleo ligado a la industria extractiva se suma este suceso que una vez más, hace poner en duda la estrategia del capital de maximizar sus beneficios aún a costa de las vidas de los trabajadores y las trabajadoras. Estas muertes complementan una estrategia que ha sido continuada en el tiempo y que ha tratado de acabar con el futuro de las cuencas mineras, condenando a las familias al desempleo y a los hijos de la clase obrera a emigrar hacia otros punto de España o del extranjero.
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