Cada 17 de Mayo celebramos la despatologización de la
homosexualidad por parte de la Organización Mundial de la Salud. Pero a pesar
del avance que esto supuso y de los reconocimientos legales que se han venido
sucediendo posteriormente, en nuestro país se
siguen sufriendo muchísimos casos de discriminación hacia las lesbianas, homosexuales,
bisexuales, trans e intersex.
La reforma laboral, que no ha tenido en cuenta la discriminación de las personas LGTBI en los lugares de trabajo, o el acoso escolar por LGTBfobia, forman parte de un conjunto de violencias de las que sólo se puede concluir que es necesaria una transformación social profunda que desmantele el orden heteropatriarcal, que convierte a las personas LGTBI en afectados de manera reiterada por los recortes impuestos desde el actual gobierno. Es responsabilidad de las instituciones públicas la promoción de una educación sexual gratuita y de calidad, además de que se incremente y faciliten gratuitamente métodos de prevención en las escuelas, institutos, universidades, lugares de encuentro juveniles y/o de ocio.
La reforma laboral, que no ha tenido en cuenta la discriminación de las personas LGTBI en los lugares de trabajo, o el acoso escolar por LGTBfobia, forman parte de un conjunto de violencias de las que sólo se puede concluir que es necesaria una transformación social profunda que desmantele el orden heteropatriarcal, que convierte a las personas LGTBI en afectados de manera reiterada por los recortes impuestos desde el actual gobierno. Es responsabilidad de las instituciones públicas la promoción de una educación sexual gratuita y de calidad, además de que se incremente y faciliten gratuitamente métodos de prevención en las escuelas, institutos, universidades, lugares de encuentro juveniles y/o de ocio.
Otra forma de LGTBfobia es la patologización de las identidades trans e intersex, que implica la obligación de ceñirse a unos ideales de género, esto es, una violencia transformada en exclusión social y económica, la privación de derechos y la tutela médico-psiquiátrica. El test de la vida real es un ejemplo claro de transfobia y de cómo desde instituciones legitimadas para ello se controla, se vigila y se cosifica a las personas en torno a unos ideales imposibles de lo que debe ser femenino y lo que debe ser masculino.
Por
ello, desde la Unión de Juventudes Comunistas de España rechazamos esta clase
de prácticas que legitiman una especie de “policía del género” y defendemos la
lucha por la despatologización de las identidades trans e intersex, así como
una amplia cobertura pública de la atención sanitaria trans-específica.
Tampoco podemos dejar de lado el impacto que están causando los recortes en materia de prevención del VIH, donde también se encuentran afectadas las personas migrantes que ven truncadas las opciones de acceso a pruebas y tratamientos para el VIH. Las personas que viven con el VIH, tras los recortes en sanidad, en prevención y las reformas laborales, se encuentran en una situación de vulnerabilidad que les podría asegurar una exclusión permanente de la ciudadanía.
Desde la Juventud Comunista trabajamos para construir un mundo donde las fobias hacia las personas que viven su sexualidad en los márgenes de la norma sólo sean un simple fenómeno de la historia pasada. Aspiramos a la superación de la normatividad heterosexual de la misma manera que apostamos por la superación del capitalismo. En definitiva, luchamos por construir un mundo donde no haya explotación ni dominación en base a la clase social, la raza/etnia, el género o la sexualidad.
Tampoco podemos dejar de lado el impacto que están causando los recortes en materia de prevención del VIH, donde también se encuentran afectadas las personas migrantes que ven truncadas las opciones de acceso a pruebas y tratamientos para el VIH. Las personas que viven con el VIH, tras los recortes en sanidad, en prevención y las reformas laborales, se encuentran en una situación de vulnerabilidad que les podría asegurar una exclusión permanente de la ciudadanía.
Desde la Juventud Comunista trabajamos para construir un mundo donde las fobias hacia las personas que viven su sexualidad en los márgenes de la norma sólo sean un simple fenómeno de la historia pasada. Aspiramos a la superación de la normatividad heterosexual de la misma manera que apostamos por la superación del capitalismo. En definitiva, luchamos por construir un mundo donde no haya explotación ni dominación en base a la clase social, la raza/etnia, el género o la sexualidad.
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