En la sociedad del siglo XXI, a pesar de los adelantos tecnológicos y científicos generados, las mujeres son víctimas de la situación económica general, y además padecen una violencia específica machista, sufren el acoso sexual en el trabajo y en la calle, asesinadas por sus parejas en el hogar en número tan escandaloso que cada año se pone a cero el computador para evitar hablar de miles. Son objeto de tráfico, explotadas en la prostitución, arbitrariamente privadas de la custodia de sus hijos menores, no perciben las ayudas por la maternidad, el cuidado de los mayores recae fundamentalmente sobre ellas, las diferencias salariales entre hombres y mujeres para la misma categoría profesional se perpetúan y se agrandan, el trabajo a tiempo parcial, los contratos eventuales, los trabajos en precario y de economía sumergida son mayoritariamente femeninos, los “techos de cristal” con que topan las más preparadas, sin que a estas situaciones dramáticas se le preste la atención y el protagonismo que se merecen
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