Ayer 7 de octubre celebramos la Jornada Mundial del Trabajo Decente bajo el lema: “Stop a la avaricia empresarial. Precariedad y bajos salarios es igual a más desigualdad y más pobreza”.
Si el paro y unas condiciones de trabajo desreguladas son males que aquejan al conjunto de la clase trabajadora, la juventud vivimos una realidad aún más desalentadora, con una tasa de paro superior al 50% y con una mayor proporción de contratos temporales ( el 69% de los asalariados jóvenes tiene un empleo temporal con salarios bajos según el Eurostat), siendo todavía peores las condiciones de las mujeres jóvenes y de los/as migrantes. Esta situación, provocada por las sucesivas reformas laborales de PSOE y PP que han ido quitando derechos a los y las trabajadoras en pro del beneficio patronal se ha acentuado con la irrupción de la crisis y las condiciones laborales que se han gestado en los últimos años han venido para quedarse.
En un reciente informe de la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) se advierte que los/as jóvenes españoles tardan hasta 6 años en encontrar un empleo indefinido desde que acceden al mercado laboral. Además dicho informe constata que aunque desde los medios de comunicación se hable de los minijobs como una forma laboral imperante en otros países, es España quien tiene la mayor tasa de jóvenes trabajando de forma involuntaria en empleos a tiempo parcial (22%) siendo el promedio de la OCDE de un 4%.
Asimismo, el salario que percibimos ha disminuido un 35 % en 5 años (pasando de una media de 1210€ en 2008 a 890€ en 2013). Como muchas veces se ha dicho, si antes un mileurista era sinónimo de un trabajo precario para las/os jóvenes, hoy en día es una aspiración irrealizable para la mayor parte de nuestra generación. Debemos ser conscientes de que esta situación no es fruto del azar si no de unas acciones conscientes encaminadas a empobrecernos para enriquecer aún más a una minoría.
Por todo ello, los/as jóvenes no nos resignamos a vivir eternamente entre el paro y un empleo precario y exigimos el acceso a un trabajo digno y con derechos. La historia del movimiento obrero nos ha enseñado que ninguno de los derechos de los que disfrutamos, y que hoy en día son cuestionados, han sido fruto de la bondad del empresariado, si no que se arrancaron a base de organizarnos y luchar unidos/as. ¡Los y las jóvenes tenemos la obligación de ponernos en pie por nuestros derechos!
En un reciente informe de la OCDE ( Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) se advierte que los/as jóvenes españoles tardan hasta 6 años en encontrar un empleo indefinido desde que acceden al mercado laboral. Además dicho informe constata que aunque desde los medios de comunicación se hable de los minijobs como una forma laboral imperante en otros países, es España quien tiene la mayor tasa de jóvenes trabajando de forma involuntaria en empleos a tiempo parcial (22%) siendo el promedio de la OCDE de un 4%.Asimismo, el salario que percibimos ha disminuido un 35 % en 5 años (pasando de una media de 1210€ en 2008 a 890€ en 2013). Como muchas veces se ha dicho, si antes un mileurista era sinónimo de un trabajo precario para las/os jóvenes, hoy en día es una aspiración irrealizable para la mayor parte de nuestra generación. Debemos ser conscientes de que esta situación no es fruto del azar si no de unas acciones conscientes encaminadas a empobrecernos para enriquecer aún más a una minoría.Por todo ello, los/as jóvenes no nos resignamos a vivir eternamente entre el paro y un empleo precario y exigimos el acceso a un trabajo digno y con derechos. La historia del movimiento obrero nos ha enseñado que ninguno de los derechos de los que disfrutamos, y que hoy en día son cuestionados, han sido fruto de la bondad del empresariado, si no que se arrancaron a base de organizarnos y luchar unidos/as. ¡Los y las jóvenes tenemos la obligación de ponernos en pie por nuestros derechos!
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