Las BRIF y sus miembros se juegan la vida todos los veranos en los fuegos a cambio de poco más de 3€ al día por peligrosidad y con nóminas de menos de 900€. Todos los años, para mantener su puesto con un contrato fijo discontinuo, tienen que pasar pruebas físicas, cosa que no sucede en ningún otro cuerpo estatal. En caso de no pasar estas pruebas, su
contrato se rescinde sin darles ningún tipo de alternativa, este es el motivo por el que, a parte de un contrato fijo, piden una segunda actividad para cuando no puedan estar en primera línea, pues su trabajo no solo se reduce a apagar los incendios forestales, también se dedican a la conservación de los cortafuegos y la limpieza de los montes, actividades mucho menos exigentes que estar en el centro de un incendio.
La actividad laboral de las BRIF es una de las más físicas y peligrosas, sin embargo, ni siquiera se les reconoce la categoría de bombero forestal lo que hace que su trabajo sea aun más dificil al no contar con las ventajas y derechos asociados a dicha categoria condenándoles a la precariedad laboral que vemos cada día más agudizada por la crisis capitalista en todos los sectores laborales. Las peticiones de las y los trabajadores son justas y lo único que se pone en el camino de que lo consigan es la avaricia de TRAGSA que consiente el Ministerio de Medio Ambiente puesto que la primera es una empresa de carácter público.
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