Como ya hemos dicho en varias ocasiones, el gobierno elige la dialéctica de la confusión a la hora de vendernos la moto sobre la necesidad y urgencia de sus medidas. Lo intentaron con la Reforma Laboral, con el decretazo para instaurar el Estado de Emergencia, y lo intentan ahora con la Reforma de las Pensiones.
Como han visto que les ha funcionado una vez, han puesto a trabajar todos los medios de los que disponen para justificar sus medidas: diarios (ninguna editorial en contra de la reforma de las pensiones), televisiones (debates monocolor) e intelectuales (100 economistas, la mayoría trabajando como consultores para entidades financieras).
Todas esas medidas han sido sacadas adelante con un único talante, que es por un lado el mantenimiento del statu quo del establishment empresarial y financiero mediante un traspaso de rentas desde la clase trabajadora hacia la clase propietaria (corporaciones, entidades financieras, etc.) y por otro lado intentan erosionar la base social de los sindicatos mediante el chantaje con la excusa del mal menor.
Con este decreto se ahonda en esa dialéctica de la confusión, ya que con el titulo de Decreto-Ley del plan de choque contra el desempleo juvenil y de larga duración podría llegarse a pensar que, efectivamente, este decreto persigue el fin que anuncia.
Pero leyéndolo con detenimiento, lo que ofrece como solución este decreto es la bonificación de los contratos a menores de 30 años a tiempo parcial. Es decir, el aumento del empleo juvenil pasa para este gobierno por reducir los ingresos de la Seguridad Social, y así de paso justificar que no hay dinero para nuestras pensiones.
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